Analizando las recomendaciones de los expertos que dicen que el "story telling" es la clave para posicionar una marca, decidí que voy a contar mi historia.
La mía no es una historia del sueño alcanzado desde niño. Jamás imaginé que iba a pertenecer al mundo de la comunicación política, corporativa, relaciones públicas, y menos publicidad.
Me gradué de ingeniero civil en la mejor escuela de ing. civil de Nicaragua en los '70 la UNAN hoy UNI. Me había salido de primera opción en el test de aptitud, mas la promesa a mi madre que le iba a enseñar mi título universitario, me hizo sumergirme en el maravilloso mundo del cálculo, estructuras, hidráulica, transporte, concreto, etc.
Mientras, trabajaba a medio tiempo en la planta de una de las embotelladoras de gaseosas. Trabajo fascinante de ingeniería industrial. Llegué a ser Gerente de la planta a los 22 años, trabajando ya de tiempo completo.
Terminaba mi carrera que tuve que alargar por las responsabilidades del trabajo, y me perfilaba como futuro ejecutivo del mundo de las bebidas, con proyección regional (vaya sueño), cuando llegó a buscarme un amigo de la familia emparentado con un tío, para ofrecerme la loca idea de irme con él a la Embajada de Nicaragua en ¡Japón!
(What? Cambiar ingeniería industrial por diplomacia? ¡Alto! No seria el unico giro brusco en mi vida, luego vendrían más) Le pedí a mi novia que adelantáramos la boda, y nos enrumbamos para el país del sol naciente.
Mi primer contacto con la comunicación fué gráfica. Imágenes plasmadas en celuloide. En el mundo de la tecnología, aprender fotografía y comprar mi primera Nikon. Aprendí con un suizo -que les enseñaba a los japoneses!- era muy bueno. Las dos primeras lecciones; me decía: "... so, you want to learn photography? Take slides only, and shoot, shoot, and shoot!" Tenía razón. La única forma de aprender es haciendo, evaluando, equivocándose y volviendo a hacer. Gran lección.
Cámara NIKON FE, 1983 - Foto tomada del sitio Casual Photophile.
Artículo de James Tocchio del 8 julio 2016